Uno de los estandartes más conocidos de la gastronomía burgalesa, sin desmerecer otros manjares de nuestra tierra, es el lechazo. Y precisamente en ofrecer lechazo de la mayor calidad se ha especializado Eduardo Abad, de @Paradilla143.
Este joven de Pardilla, un pequeño municipio situado a 17 kilómetros de la capital ribereña que apenas sobrepasa el centenar de habitantes, ha sabido diferenciarse del resto de ganaderos y asadores de la provincia al ofrecer al visitante una experiencia única.
Esta experiencia consiste en poder conocer de primera mano todo el proceso que hay detrás de un buen lechazo asado, desde su origen hasta la mesa. Un proceso que abarca la cría de la oveja y el lechazo, su alimentación, su cuidado sanitario, su proceso de gestación… y mucho más.
Eduardo, licenciado en Químicas y en Tecnología de los Alimentos, dedicó mucho trabajo hasta dar con la “fórmula secreta” que le permite asar su producto y ofrecérselo al consumidor, en cualquier punto de la geografía española, envasado y casi listo para consumir. Una vez en nuestra casa, lo único que tenemos que hacer, seamos cocinillas o no, es meter este lechazo precocinado en el horno, precalentado a 200 grados, durante media hora. ¿Fácil verdad?, pues tanto confía Eduardo en la calidad del producto que vende, que es ese mismo lechazo precocinado el que sirve al comensal en sus instalaciones.
Después de oír hablar tanto y bien de @Paradilla143 y de ver cómo acumulaba premio tras premio, decidí pasarme por allí a conocerlo yo misma.
Tras llegar a Pardilla, y encontrar @Paradilla143, lo primero que hice fue degustar el primer caldo de la tierra mientras esperaba a Eduardo que se encontraba junto al horno, vigilando que nuestro lechazo estuviera listo para la hora acordada.
Una hora, ese era el tiempo que quedaba para que el lechazo saliera a la mesa y ese fue el tiempo que Eduardo nos dedicó a nosotros y a un grupo de madrileños que habían viajado hasta allí para catar una de estas delicias de Burgos. Una hora en la que pudimos conocer de primera mano todo el trabajo que hay detrás de un lechazo de calidad como el que @Paradilla143 ofrece. Eduardo nos explicó que ellos mismos cultivan las tierras colindantes para alimentar a sus ovejas. Nos explicó cómo alimenta a las ovejas y todo lo referente a la gestación del lechazo. Cómo separa a las ovejas según lo avanzada que esté la gestación, nos habló de las ecografías que realizan… y tuvimos la suerte de ver un cordero recién nacido. En definitiva, una completa visita que nos sirvió para valorar todo el esfuerzo que había detrás del plato que íbamos a degustar.
No os voy a contar más detalles, para no estropearos la sorpresa cuando vayáis.
Tras la visita… llegó la hora de comer.
Para ir abriendo el apetito nada más y nada menos que morcilla de la zona asada y una ensalada de escabechados que estaba para chuparse los dedos. Todo ello empapado por vino de la cooperativa de Milagros y untado con un pan recién sacado del horno.
Y tras los entrantes, una ensalada y el plato estrella: el lechazo. Un lechazo de lo mejorcito que he probado en mi vida, y que nada tiene que envidiar a cualquier lechazo no precocinado.
Para concluir… postre, café y chupito. Y todo, con una muy buena relación calidad/precio.
